Caso de éxito

Reciclaje supermercado

Amor reciclado

La historia de Paco y Paca.

Se conocieron en la góndola del supermercado. Fue muy temprano en la mañana cuando el surtidor los dispuso frente a frente según su precio y categoría. 

Aunque ella vestía de verde limón y él de rojo tomate, compartían el mismo tamaño, la misma tabla nutricional y hasta los sellos negros de advertencia.

Durante toda la mañana solo se miraron deseando estar juntos. 

La suerte les llegó por la tarde, cuando un par de jóvenes regordetes los arrebataron de la góndola, los llevaron hasta la caja registradora y luego de timbrar sus códigos de barra, fueron a parar a la misma bolsa. 

Paco quedó encima de Paca reposando sobre un pan de almohadilla. Con el vaivén del transporte sus empaques crujieron de felicidad, mientras rozaban sus marcas una con la otra.

Cuando volvieron a ver la luz estaban en un parque sobre un mantel de cuadros. Disfrutaron de la brisa y vieron pasar el sol entre las ramas de los árboles que bailaban con el viento. 

A la hora de la merienda llegó el momento para ellos, fueron tomados entre manos y con un apretujón explotaron dejando salir todo lo que llevaban dentro. La frescura que conservaban fue entregada bocado a bocado. 

Después del éxtasis de colorantes y conservantes liberados, la primera etapa de sus vidas útiles había concluido. Solo les faltaba llegar a una caneca para que fundieran sus almas en una planta de reciclaje y así transformarse, juntos, en algo nuevo que les siguiese dando sentido a sus vidas. 

Pero no fue así. Luego de ser manoseados los lanzaron al suelo. Con el corazón arrugado cayeron sintiendo el vacío de sus vidas. La brisa que antes disfrutaron ahora era una pesadilla. Paco fue absorbido por un torbellino de hojas secas y luego de interminables vueltas quedó tirado en la calle junto a un poste. Paca fue pateada, pisoteada y arrastrada por almas insensibles que corrían por el camino.

Un niño que acababa de leer en el colegio un libro de Celso Román, haciendo consciencia del cuidado del medio ambiente, tomó a Paca con su traje verde limón por una punta con el cuidado de no ensuciarse y la llevó hasta la caneca azul junto al poste.

A pocos metros Paco, de rojo tomate, sucio y rasgado, alcanzó a verla entrar en el bote de basura y se alegró. Al menos ella tendría una segunda oportunidad en el relleno sanitario. 

No se sabe nada de Paco hoy en día, podría estar deambulando al frente de una casa, en alguna esquina junto a otros desechables, o peor, ahogado en el río navegando hasta un mar de basuras.

Esta historia no tiene final feliz, ni siquiera debiera contarse, sino reciclarse. 

Ortegadelrio

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